A pesar de que ayer decía que no deseo participar en el debate LGBT versus Moralistas porque sencillamente no me siento capacitado para ello, resulta obvio que la limonada sobre el caso de Supermercados Bravo iba a provocarme cuestionamientos, especialmente por parte de las personas que apoyan el movimiento LGBT (extrañamente, esa parece ser toda la oposición que tiene el comunicado de las iglesias, nadie se ha detenido a enfocar el asunto de la educación sexual, que me parece digno de igual o mayor importancia).

Anoche mismo recibí dos mensajes (este y este) de la destacada periodista y amiga María Isabel Soldevila. Sus tuits con toda seguridad resumen el sentimiento de muchas personas que están indignadas contra Supermercados Bravo, y con su permiso los publicaré más adelante y luego responderé su inquietud.

Mi verdad es más verdad

Ninguna persona tiene la verdad absoluta en sus manos cuando abre la Biblia, el Corán, la Veda del hinduismo… los folletos de Profamilia, una bandera de arcoíris o un blog que se llame como una canción de 1996. Lo que cualquiera de nosotros tiene cuando lee o interpreta algo es una opinión. Simple, vulgar y silvestre, ni menos ni más que la que tiene la persona de al lado.

La inmensa mayoría de los mensajes de protesta que ha recibido el comunicado de las iglesias (y Supermercados Bravo por “autotirarse” al medio) habla de que estas instituciones promueven el odio, la discriminación y la homofobia. Ante acusaciones tan graves, volví a leer el comunicado entero dudando seriamente sobre mi capacidad de lectura comprensiva. Sin pretender hacer una profunda exégesis del texto de las iglesias, entiendo que el punto central del documento es (o debería ser) este:

“Si bien es cierto que cada individuo tiene el derecho de elegir el estilo de vida que quiera abrazar, no es menos cierto que cada ciudadano de esta nación tiene el derecho de rechazar valores y costumbres contrarios a nuestra moral nacional, pero sobre todo valores y prácticas que en otras latitudes han causado estragos”.

El problema es que la mayoría de las personas que leen el comunicado se enfocan en la frase “han causado estragos” obviando las frases “derecho de elegir” y “derecho a rechazar”. En mi opinión, el comunicado de las iglesias evangélicas es el texto más ecuánime que he leído sobre el tema en donde cristianos defienden su punto de vista. En ningún lado leí que se les dijera “maricones” a los homosexuales, como el Cardenal alegremente hizo. Tampoco los llama “cundangos” como un columnista de Acento recientemente escribió (luego Acento quitó ese artículo). No aparece ninguna burla, ningún insulto. En todo el texto, las iglesias evangélicas plantean su opinión sobre dos temas con bastante corrección y respeto hacia todas las personas, incluyendo a la comunidad LGBT. ¿Por qué, entonces, la recalcitrante euforia de la comunidad LGBT ante una opinión contraria?

¿La respuesta del conglomerado LGBT?

Yo entiendo que el comunicado de las iglesias es una pieza que amerita ser atendida y respondida con tanto o mayor esfuerzo que el que ellas tuvieron para construirlo. Ofrecieron datos estadísticos (pocos, según dicen por la limitación de espacio), argumentaron desde su punto de vista religioso y moral y señalaron lo que entienden son “peligros” que enfrenta la sociedad si continúa abrazando las tendencias y estilos de vida que proponen los activistas LGBT. Ante todo esto, ¿la respuesta adecuada que la comunidad LGBT puede darle a estas palabras es… hacer un boicot? O peor aún, ¿sugerir ir a los locales de Bravo con símbolos ateos y homosexuales, en parejas del mismo sexo, para comprar alguna cosa con la clara intención de provocar dificultades, como sugiere este grupo en Facebook?

Hoy circuló una imagen que plantea un punto de vista interesante. Cita un artículo de CNN que analiza los pasos que han dado muchas empresas ícono de los Estados Unidos (Apple, Google, Starbucks, etc.) en apoyo a la comunidad LGBT. En el caso de JC Penney, el artículo narra un escenario similar pero opuesto al sucedido aquí con Supermercados Bravo: La empresa colocó publicidad de apoyo explícito a las parejas del mismo sexo, dos lesbianas para el Día de las Madres y dos hombres homosexuales para el Día de los Padres. Una entidad de madres heterosexuales llamó sus miembros a hacer un boicot contra JC Penney, pero no lograron cambiar la decisión de la empresa.

¿Por qué (dice la imagen) se puede hablar a favor de la comunidad LGBT, pero no en contra? ¿Por qué es “correcto” que las empresas apoyen el matrimonio gay, pero es “intolerancia” que otra empresa se pronuncie en contra?

Esas 500 iglesias evangélicas se unieron e hicieron un comunicado que en mi opinión está suficientemente bien fundamentado como para que merezca la atención de cualquier persona, heterosexual u homosexual. No significa que debemos estar de acuerdo con ellos. Por ejemplo, yo no estoy 100% de acuerdo con ellos en la manera que enfocan el tema de la educación sexual a los menores (eso es tema para otro análisis, algo que creo que nadie se ha ocupado de señalar).

Yo resumiría mi posición ante el “Bravogate” con una frase erróneamente atribuida a Voltaire: “No estoy de acuerdo con tu opinión, pero defenderé con mi vida tu derecho a emitirla”.

El disparate del boicot

Me parece que la comunidad LGBT le hace muy flaco servicio a su causa respondiendo a un escrito de iglesias con la intención de hacer un boicot a un negocio que tuvo la pésima idea (en mi opinión) de endosar ese escrito. Is that all you got?

Si la comunidad LGBT me pidiera una sugerencia de cómo hacer frente al asunto (cosa que no va a suceder, pero como este blog es mío, aquí la doy), diría que necesitan responder en el mismo medio y con la misma entereza con que fueron señalados.

Un boicot a Supermercados Bravo solamente va a beneficiar a Supermercados Bravo, quienes se ahorrarán “la molestia” de tener que atender a personas con estilos de vida contrarios a las creencias de sus dueños. Aunque en mi limonada de ayer decía que “se sentiría” un declive en las ventas por el efecto del boicot, la historia me dice que eso funciona muy pocas veces.

La comunidad LGBT libra una lucha que no tiene horizonte de terminar pronto. A pesar de que cada día se producen nuevas conquistas en su batallar en todas partes del mundo, la verdad es que la igualdad que buscan aún está lejos. Como todavía está lejos la igualdad entre hombres y mujeres y entre negros y blancos, por citar los ejemplos que María Isabel mencionó.

La respuesta a María Isabel

Sí, la dejé de último a propósito. Disculpa que te haya puesto a leer todo esto, pero así soy, a veces “mesevá” el pestillo.

Con relación a tus dos tuits de anoche…

…en donde me planteas dos escenarios de discriminación, uno racial y otro de género, mi respuesta es: obviamente sí, me opondría.

Fíjate que hablas de hechos factuales, en donde una marca dice explícitamente que una raza es mejor que otra o que endosa la superioridad del hombre sobre la mujer. El caso que nos compete no es ni semántica ni lógicamente equiparable. Reconocen que cada persona tiene derecho a elegir el estilo de vida que prefiera pero no renuncian al derecho que tienen de rechazar el estilo de vida homosexual por considerarlo contrario a sus creencias religiosas y sentirse apoyados por ciertas estadísticas. Que ni a ti ni a mí esos dos argumentos nos convenzan, es un problema nuestro. Si yo pudiera convencerte de que el Licey es la porquería de equipo que es, ¿serías aguilucha? (perdón por el ejemplo ligero, pero busco ilustrar un simple punto).

No creo que las iglesias evangélicas ni Supermercados Bravo haya incurrido en “fomentar el odio, discriminar y ser homofóbicos”. Han planteado un punto de vista contrario al que podemos tener tú y yo, y están en su derecho. El día en que el Bravo ponga un detector de homosexualidad o que pregunte en la puerta si yo me acuesto con hombres, o que le niegue la entrada a homosexuales a sus tiendas, entonces hablamos de boicot.

Mientras tanto, pienso que la comunidad LGBT debería dejarse de dramas y ejercer su derecho a réplica.

4 Comments Cuando los derechos se enfrentan

  1. Amandysha®

    Lo siento Darío. No he leído el comunicado completo, siquiera lo había visto y apenas me enteré de este enfrentamiento con Supermercados Bravo por tu blog. Pero esa frase: “derecho a rechazar valores y costumbres contrarios a nuestra moral nacional”, resulta incendiaria.

    ¿Moral nacional? Es terrible que se trate de inducir a que la moral del libro que siguen los religiosos representa la moral de toda una nación. Porque de ser así, según con quién te acuestes, quedas dentro o fuera de la supuesta “moral nacional”.

    Y desde el más profundo respeto hacia ti y este blog, pienso que llamar “drama” a las reacciones de la comunidad LGBT, tampoco eleva el nivel del debate. Y generará más reacciones del tipo de ellas que sé tratas de evitar.

    Reply
  2. Melvyn Perez

    Recuerda Darío que las minorías definen la agenda.

    Además está claro que el pais está dividido entre homófobos intolerantes y mártires que defienden (en las redes) a los gays (pero que no son gays); los defienden hasta la muerte tras una pantalla y un teclado.

    No hay punto medio, no puedes ser neutral, solo puedes tomar un bando, ya sea con la iglesia o con los LGBT. Tampoco puedes pretender ser un “conciliador”. Eso no es aceptable.

    Reply
  3. Emercado

    Me encanta leer tus limonadas, ya que me refrescan, no importa si estoy de acuerdo o no. En este caso estoy de acuerdo al 200%, porque es repudio a la acción no al ejecutor de la misma, porque son opiniones encontradas, pero unos tienen derecho de expresarlas (los que están a favor) y otros no (los que entendemos que no es lo correcto)…. definitivamente EXCELENTE limonada como siempre.

    Reply
  4. Walkiria

    Casi todo el mundo tiene una opinión sobre esas cosas, a favor o en contra. Ese es mi problema. Lo que no puedo es perjudicar al otro por eso… Es bueno recordar que antes de ser Homosexuales o Heterosexuales, somos personas, y nuestra orientación sexual no puede disminuir eso. Esta por encima de todo.

    Soy Cristiana-Católica. Mi religión condena la Practica de la Homosexualidad. Pero en modo alguno pide que se excluya a la persona por esto. Ejemplo> relaciones prematrimoniales. No me he casado, es mi deber mantenerme alejada de las practicas sexuales antes del matrimonio. Pero, sigo siendo una mujer que le gustan los hombres y siente atraccion hacia a estos. Condena la iglesia? La practica de relaciones prematrimoniales.

    En religión el pecado es un error o una falta que afecta al hombre. Los pecados no son un listado de cosas que ENOJAN al Creador, por asi decirlo. Sino una lista de cosas que tiene consecuencias negativas para quien los comete o que dana al prójimo. COMO IGLESIA, nunca van a escuchar que se aplaudan cierto tipos de practicas, es el trabajo de la iglesia denunciarlas y criticarlas. Pues el Cristianismo tiene valores objetivos que no se van a relajar por nadie. Lo que no se puede hacer es constituirse en juzgador de estas personas y rechazarlas. Es totalmente anticristiano.

    Para finalizar> todo lo que dije sobre el pecado y la iglesia, es opinion mia, no constituye un dogma de la iglesia o alguna doctrina en especifica. Es mi libre interpretacion.

    Reply

Deja un limón acá