El primer Sol de Vielka

Mi hija ya es una señorita de 11 años, pero por alguna razón nunca había participado en el ritual de ver el amanecer del primer día de alguno de sus años. Hoy, 1 de enero de 2013, finalmente lo hizo, junto conmigo. Estábamos junto a Sarah en la tradicional cena de fin de año en casa de unos tíos suyos. Al salir de allá, cerca de las 2 de la madrugada, veníamos conversando y puse el tema de “amanecer en la calle”. Sarah no estaba en eso pero Vielka sí estuvo dispuesta, algo que en cierta forma me sorprendió. Como ya estábamos llegando a nuestra casa, le planteé que nos durmiéramos unas horas y que yo la despertaría faltando poco para la salida del Sol.

Mientras me despedía de mi hija nuevamente confirmé si su deseo era en serio. “¡Sí, papi! Quiero ver el primer Sol del año” me dijo y me fui a dormir con una extraña alegría. Sería la primera vez que salía con Vielka a ver el amanecer del 1 de enero y aunque mis 44 años ya no son recomendables para estar haciendo esos desarreglos, revisé que la salida del astro rey estaba pautada para las 7:12 locales, y puse la alarma para las 6:15.

A la hora señalada me puse en pie, fui a la cama de mi niña y una vez más, ahora con la suave voz de la madrugada, le pregunté si quería salir. Era el momento en que esperaba que se volteara y se arropara entera, pero no lo hizo. Asintió con la cabeza y se puso en movimiento.

Y así fue. Salimos de la casa bajo una pertinaz llovizna que de inmediato me hizo desear devolverme y explicarle a Vielka que con esa nublazón no veríamos el Sol romper el cielo. Por suerte empecé el año callando los demonios del “no te esfuerces” y simplemente seguí manejando. En el retrovisor, una Vielka curiosa miraba a todas partes y bromeábamos cuando veíamos personas en lentejuelas ya con el alba en fuerte.

Llegamos al Malecón, frente al Banco Agrícola y el horizonte no daba señales de claridad. Llovía más intensamente entonces, así que se me ocurrió llegar a Adrian Tropical para esperar bajo techo. Juan Ramón Gómez Díaz y su desorden de Fin de Año se interpusieron en ese plan, por lo que me devolví al Banco Agrícola. Eran ya las 7:06 y en el horizonte un poco de naranja auguraba algo hermoso.

Estacioné y le pedí a Vielka que viniera al asiento delantero. Allí esperamos dentro del carro y en sincronía bendita, cuando los primeros rayos de luz del año 2013 se hicieron paso entre las nubes de la lejanía, la lluvia cesó. Salimos y ver a Vielka sonreír y asombrarse con algo que para tantos es “un amanecer más”, me hizo entender que el año ha empezado de la mejor manera.

El primer Sol de Vielka

El primer Sol de Vielka

Vielka sonríe frente a su primer amanecer

Vielka sonríe frente a su primer amanecer

Apenas 10 minutos después, el Sol desapareció nuevamente dentro de otras nubes más persistentes y nos marchamos.

Hoy Vielka por primera vez vio un primer amanecer. Ojalá que sea el primero de muchos.

¡Mu nula binuts!

8 Comments El primer Sol de Vielka

  1. María Isabel Soldevila

    Maravillosa experiencia. Espero vivirla con Julien. Un abrazo

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    1. Darío

      Sí!! Pero por favor, no esperes tanto para ello. Yo debí hacer esto hace cuatro o cinco años, que ya a esa edad están conscientes del evento. Quizás de más brega levantarlos que a mi Vielka que estaba en eso, pero si lo logras, quizás sea mucho mejor.

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  2. Pioliita

    Lo que para muchos es monotonía, para otros es un hermoso milagro! 🙂 Gracias por compartirlo, le das algo más de esperanza al inicio de este año!

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  3. Patricia Guzman

    Waaooo Darío que hermosa experiencia!!!
    Unas lagrimitas me saltaron al leerlo y al ver las hermosas fotos y sus protagonistas! Esperemos que como dices sea el primero de muchos. Un abrazo.

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  4. Walkiria

    Es un espectáculo que uno no olvida. Como tampoco una bella puesta de sol. Maravilloso que un padre se preocupe por mostrarle estas maravillas a su hija, estupendo que ella esté interesada y las disfrute también. Feliz año a ambos.

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