¿De quién he aprendido?

Leyendo un post del blog de mi querida amiga Traviesa, me encontré con una idea muy noble: ¿De quién aprendes?

Todos somos el resultado de millones de experiencias que cada segundo nos van forjando un poquito a la vez. Sin embargo, a pesar de que nos pasan infinidad de cosas fortuitas, a lo largo de la vida solemos tener personas que ejercen una fuerte influencia en nuestro carácter (y esto aparte de nuestros padres, que desde siempre suelen ser los primeros moldeadores del carácter). Estas son algunas de las personas que me han enseñado diversas cosas a lo largo de mi existencia.

José Alcántara Almánzar. Poeta y escritor, catedrático y hombre de una sensibilidad literaria que sorprende por diversa y profunda. Durante los cinco años que trabajé junto a Bernardo Vega, el Licenciado Alcántara Almánzar fungió como corrector de estilo de los escritos de Vega. A mí me tocaba transcribir los textos de Vega con un dictáfono desde las grabaciones que él realizaba, y el documento se le enviaba a Alcántara, quien lo devolvía con un sinfín de anotaciones, correcciones, re-redacciones, y lo maravilloso era que junto con cada anotación suya incluía la regla gramatical en la que basaba su corrección. Sin lugar a dudas, yo le debo a José Alcántara Almánzar la amplitud de mi vocabulario, la fluidez de mi redacción, y la invaluable habilidad de hilvanar ideas de manera coherente. ¡Gracias, Maestro!

Gladys Yunes. Fue mi profesora de Historia y Geografía en el Colegio San Judas Tadeo durante toda la secundaria. Era una mujer muy correcta y muy entregada a su clase, aunque pocos la tomaban muy en serio. Tenía ya más de 20 años impartiendo docencia cuando dejé de verla, y como de eso hace ya más de 20 años, supongo que ya no ejerce, y quizás haya fallecido. Sin embargo, fue una muy influyente persona en mi vida, porque siempre insistía en que había que buscar “la razón de las cosas”. Esa era su frase más vehemente, con la que despertaba el gusanillo de la curiosidad en mí. A Doña Gladys le agradezco mucho haber sembrado en mí esa curiosidad de explorador, que tanto bien me ha reportado.

Manuel Matos. Maestro de Redacción de Textos Discrusivos en el Colegio Cooperativo Fernando Arturo de Meriño de UNAPEC, que era como el “Ciclo Propedéutico” que dan en algunas universidades como la PUCMM. “El Magistrado” como yo le decía siempre, era un señor muy normal. Nunca fue estridente, y aunque era dueño de un vozarrón portentoso, sólo una vez lo escuché utilizarlo a cabalidad, y fue con fines didácticos. Matos era una persona muy inteligente y sin dudas me ayudó mucho a vencer el temor a hablar ante grandes audiencias. Era un mago de la oratoria y un genio improvisando ideas. El Magistrado, sin dudas, fue siempre mi orador favorito, y era una maravilla estar en su clase escuchándole hablar con profunda propiedad de casi cualquier tema.

Mendy López Senior. Don Mendy, el narrador oficial de la Cadena de Radio de las Águilas Cibaeñas, ha sido desde siempre un ejemplo a seguir para mí. Quizás parezca raro que yo diga que un narrador ha influido en mi vida, pero la verdad es que cuando pienso en personas que me han marcado tan fuerte, el nombre de Don Mendy aparece siempre. Y es que Don Mendy López no es simplemente un narrador de las incidencias del partido entre las líneas de cal, sino que yo lo veo como un poeta del béisbol. Me impresiona muchísimo la manera en que logra describir todas las incidencias del partido, y cómo puede estar atento a cada detalle del juego. Y lo hace siempre de una forma clara, precisa y sumamente animada. Es una antología de ilustraciones sobre el béisbol, un verdadero maestro de la narrativa instantánea. Con Don Mendy he aprendido a dibujar con palabras lo cotidiano de cada día.

Carmen Nova. La misma Carmen Nova que trabajó varios años en el Listín Diario haciendo su nombre una leyenda, y que luego se fue a Nueva York donde se graduó de la Escuela de Diseño de Parsons. La misma Carmen que ha diseñado algunos magníficos websites como Altos de Chavón, Ellen Tracy, New York Blood Center, entre otros. Yo, el inepto que no sabía dibujar ni un círculo calcando un medio peso… Yo, el tarúpido que ni siquiera sabía decir cuáles eran los colores primarios… Yo fui enviado a una “pasantía” en el Listín Diario y Última Hora, donde conocí a Carmen, quien entonces estaba encargada de diseñar la portada del desaparecido vespertino. Carmen no podía estar tranquila, vivía dibujando todo el tiempo en todas partes, y yo me quedaba asombrado, viendo cómo un simple papel en sus manos pasaba a ser un rostro triste, una sonrisa etérea, una caricatura que ella llamaba “Novita” o alguna figura abstracta. Y aún así, Carmen guardaba espacio para asombrarse cuando yo entretejía dos versos, y decía que mi “don” de escribir era maravilloso. Y así, con ella aprendí que el mayor don que puede tener una persona que posee un talento, es ser humilde y aplaudir el talento de los demás. Hace tiempo perdí el rastro de ella, y me temo que quizás no fue buena la manera en que dejamos de vernos, pero definitivamente, Carmen marcó mi vida en esos días en que me maravillaba de su arte y ella elogiaba mis escritos.

Sugel Michelén. Pastor de la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, a la que pertenecí durante varios años y a la cual aún me siento de alguna forma relacionado. Y más que al Pastor Michelén, quizás debería pensar en todo el cuerpo pastoral de esa institución, debido a que a lo largo de los años, ellos han dado muestras más que fehacientes de ser un grupo de hombres muy serios y responsables con sus creencias y principios. Personas íntegras, es lo que pienso que son ellos. El Pastor Michelén, en particular, ha sido desde siempre alguien a quien me ha encantado escuchar. Es cierto que desde hace años estoy alejado de ese ambiente, pero sigo recordando su apego a los principios en los que cree, y su incansable lucha para ser más parecido a Jesucristo cada día.

Hay muchas más personas, que quizás sin saberlo, dejaron una huella en mi vida. Una huella duradera y aleccionadora. Estas que he mencionado son sólo algunas, que he recuperado de mi memoria con el propósito de hacerlas estandarte de mi agradecimiento.

Gracias a Dios que cruzó mi vida con las de estos maravillosos seres humanos, quienes con sus grandes o pequeñas acciones han ayudado a forjar mi persona, quienes quizás sin saberlo, son mis callados héroes. A ustedes y a muchos más, les debo quien soy hoy día.

¡Gracias!

3 Comments ¿De quién he aprendido?

  1. Sarah

    Ahora bien, creo que olvidaste mencionar a nuestros principales “profesores” desde hace un buen tiempo: NUESTROS HIJOS. Te has fijado cuánto aprendemos cada día de Vielka y Sebastián? ellos nos enseñan a ser más responsables, a ver la vida de otra manera, a ser mejores personas, valoramos tanto esa sonrisa sincera, esa mano que se aferra a la nuestra para sentir seguridad…con ellos nunca dejamos de aprender!

    Vida, qué bueno que eres tan agradecido!!

    SARAH

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  2. Darío Martínez

    Jejejeje, eso me decía alguien anoche, y estoy de acuerdo. Son los niños nuestros mejores maestros de la vida.

    Quizás no reseñé a Vielka porque di por sentado que es algo muy obvio, así como no incluí a mis padres, que también han forjado mi persona y me han enseñado tantas cosas. Pero sí, Vielkita en mi caso, y Sebastián en tu caso, así como los hijos de todos los que leen estas líneas, son parte de la bendita escuela que nos toca en la vida.

    Que Dios bendiga a nuestros hijos abundantemente!

    🙂

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  3. Glenny

    tu ve me gusta que mis ideas vayan llegando lejos, me gusta ser bujia inspiradora para los buenos pensamientos, sino pregunten por ahi………

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